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18/10/2017 || 3:42pm
El Día Mundial de la Protección de la Naturaleza se
celebra el 18 de octubre de cada año, desde 1972. El origen de la celebración
está en las palabras que el general argentino Juan Domingo Perón pronunció el
16 de marzo de 1972, mientras se encontraba exiliado en Madrid, y que fueron
enviadas a Kurt Waldheim, entonces secretario general de las Naciones Unidas.
En ellas Perón alertaba sobre “la marcha suicida que la humanidad ha emprendido
a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación
de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la
sobreestimación de la tecnología” y hacía una llamada para revertir la
situación.
El objetivo básico de la protección ambiental es
anticipar los riesgos y prevenir los daños; proteger los espacios naturales,
aquellos que poseen valores singulares de vegetación, fauna, paisaje o
geomorfología y dirigiendo esfuerzos para que el desarrollo humano sea
compatible con la protección del entorno.
En un momento crítico en el que nuestra huella ecológica
supera la capacidad del planeta para regenerar lo que se consume, hoy más que
nunca, la protección de la naturaleza, se convierte en un asunto de prioridad
esencial.
Si bien la tendencia actual demuestra que la humanidad
está abusando de la capacidad del planeta para abastecernos, todavía estamos a
tiempo de tomar las medidas oportunas para construir un futuro basado en el
consumo sostenible de los recursos naturales.
La protección de la Madre Naturaleza, no puede ser una
cuestión exclusiva de los ambientalistas. Es responsabilidad de todos los seres
humanos el cuidado de los ecosistemas en general y de la biodiversidad en
particular, para ello es imprescindible el desarrollo de correctas políticas ambientales,
por parte de las instituciones.
Cierto es que a día de hoy la implicación ciudadana va
creciendo, y no sólo entre nosotros, cada vez son más las normativas propuestas
por organismos europeos e internacionales que intentan gestionar y proteger el
medio ambiente, equilibrando el desarrollo económico con la sostenibilidad
ambiental.
Además, en el papel de la concienciación, es fundamental
la educación ambiental. Una educación basada en valores ambientales aplicables
a cualquier actitud social y cuyo
objetivo es el de formar la capacidad de observación crítica y juicio de
valor teniendo en cuenta la protección y gestión sostenible de nuestro entorno.
Fuente: El Carabobeño
CRN Web Master Migdalia Fort
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