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18/10/2017 || 2:38pm
El 18 de octubre de 1945 se fraguó un cruento Golpe de
Estado contra el General Nacionalista Isaías Medina Angarita, dirigido
fundamentalmente por el Mayor Marcos Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt hacia un
gobierno democrático, progresista y legítimo, que apenas le faltaba un año para
finalizar.
El gobierno de Medina Angarita había comenzado a
introducir profundas reformas democráticas como la legalización de los partidos
políticos, las garantías para las absolutas libertades públicas e individuales,
libertad total de opinión y de pensamiento, seguridad a los bienes y a las
personas, pero para algunos historiadores la principal causa de su
derrocamiento fueron las reformas a la Ley de Hidrocarburos en 1943, que
aumentaron los impuestos a la exploración, explotación y refinación petrolera.
Algunos de los cambios tributarios que se dieron con esta ley fueron los
siguientes: El royalty o regalía petrolera se estableció en un 16,33%, es
decir, la sexta parte del producto bruto extraído, lo que significó un aumento
sobre las regalías en vigencia que oscilaban entre 7,5% y 16%.
La Reforma Petrolera del 43 permitió unificar el régimen
jurídico de las concesiones que se venían rigiendo por diferentes leyes; y
unificar también el régimen impositivo, haciendo que las empresas petroleras
pagaran en lo adelante, los mismos impuestos. De esta manera, las compañías
quedaron sujetas al pago de los impuestos de importación y se eliminaron las
exoneraciones aduanales, quedando esta materia a cargo del Ejecutivo Nacional.
El resultado de esta reforma, en cuanto a los ingresos al fisco, puede
apreciarse al comparar los 62.000.000 de bolívares percibidos por la nación en
1942, con 78.000.000 en 1943 y 254.000.000 en 1944.
Debido a esta situación y lo incomodo que resultaba, Medina
Angarita, las cooperaciones internacionales de petróleo, el respaldo de las
trasnacionales norteamericanas y del Departamento de Estado a los conspiradores
fue abierto y fundamental, a tal punto que después del golpe reconocieron como
gobierno la junta cívico-militar instaurada por los golpistas. La oligarquía y
el gobierno norteamericano no querían a Medina porque se oponía a sus intereses
de explotación desmedida de las riquezas petroleras del país; los sectores
militares que se oponían a él, lo hacían porque deploraban la vocación
democrática del Presidente; y los adecos porque sus posibilidades de llegar al
poder por la vía democrática, en las elecciones que estaban por venir, eran
prácticamente inexistentes, dado el apoyo, el respeto y la admiración que tenía
Medina del pueblo venezolano. A este respecto el embajador de Colombia en
Venezuela por aquella época, Dr. Plinio Mendoza Neira, declaró para el diario
El Universal: “La impresión que llevo de la evolución política de Venezuela es
sencillamente admirable… Por otra parte, la posición del Presidente de
Venezuela es verdaderamente envidiable. No hay seguramente otro jefe de Estado
en Suramérica que cuente como él con un respaldo tan completo de sus
gobernados”.
El día del golpe, el Presidente Medina Angarita en
defensa del orden constitucional ordenó a la fuerzas leales de occidente a que
avanzaran hacia la siempre plaza fuerte de Maracay que estaba sublevada para
sitiarla y rendirla. Las tropas del Táchira se desplazaron hacia Mérida, las de
Mérida sobre Trujillo, las de Trujillo hacia Barquisimeto y la de esta ciudad
sobre Valencia; pero a medida que llegaban a estas capitales la oficialidad con
sus tropas se pasaban a los insurgentes. El Presidente Constitucional Isaías
Medina Angarita no buscó asilo político en embajada alguna, ni huyó al amanecer
en la “Vaca Sagrada”, sino que buscó su puesto de combate en el Cuartel de
Caballería Ambrosio Plaza. Al final decidió rendirse cuando se convenció de lo
inútil que era proseguir la lucha al caer la plaza fuerte de Maracay, evitando
de esta manera más derramamiento de sangre y una posible guerra civil.
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Mientras el golpe aún no se había consolidado, la
dirigencia adeca no se identificaba como coautora de dicha insurgencia, pues
existía un convenio con los militares según el cual si el golpe fracasaba,
Acción Democrática negaría su participación. De allí que los militares
comprometidos corrieron con todo el riesgo, hasta finalmente triunfar.
Los adecos llamaron a este golpe La Revolución de
Octubre, pero en realidad de lo que se trató fue de un vulgar Golpe de Estado.
Entraban así en escena los adecos y sus prácticas mafiosas, dejando cada vez
más atrás la “vocación revolucionaria” que en algún momento pregonaban,
avanzado hacia una guarida de cúpulas hasta convertirse en lo que
posteriormente los denominarían, como los enemigos del pueblo.
Fuentes: 1.945
Octubre 18.-El Cruento Golpe a Medina Angarita, Articulo escrito por el
historiador Enmanuel González.
Ver
también: A 67 años del Golpe de Estado contra el gobierno del general Medina
Angarita publicado en PSUV.Org el 18 de octubre del 2012.
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Master Migdalia Fort
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