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CRN || Migdalia Fort
23/06/2017 || 10:35am
Estadista, jurisconsulto, historiador y periodista,
Cristóbal Mendoza, quien llega a ser el primer presidente de la República
(1811), nace Trujillo, el 23 de junio de 1772.
Licenciado en Artes (filosofía) de la Universidad de
Caracas y Doctor en Derecho Civil y Canónico de la Universidad Santo Tomás de
Aquino (Santo Domingo), en 1797. Mendoza recibe, tras años de preparación, el
título de abogado, otorgado entonces por la Real Audiencia de Caracas, y a
partir de entonces, ejerce su profesión en diversas poblaciones del territorio
nacional.
Como protector de naturales de la provincia de Barinas
(que para la época comprendía también el actual estado Apure), se dedica a la
defensa de los indígenas desvalidos. Desde la provincia llanera, se suma al
movimiento independentista que emprendieron los criollos caraqueños el 19 de
abril de 1810.
Ese mismo año, Mendoza organiza en la provincia llanera
una Junta de Gobierno local y lanza, junto a los patricios barineses, la
proclama: "Paz y tranquilidad son nuestros deseos. Morir o ser libres
nuestra divisa".
Poco después es elegido diputado para representar a
Barinas ante el Congreso Constituyente de 1811, pero no llega a ejercer el
cargo porque el propio Congreso le designa a la cabeza del Triunvirato
Ejecutivo que ejerce para la época el gobierno del país, haciendo de él el
primer presidente de una Venezuela aún no constituida en Estado soberano.
Además de Cristóbal de Mendoza, Juan de Escalona y Baltasar padrón formaban el
Triunvirato y se turnaban semanalmente el ejercicio de la presidencia. (Este
fue el primer Triunvirato que se formó en Venezuela desde el 6 de Marzo de 1811
al 21 de Marzo de 1812).
A la caída de la Primera República, como la mayoría de
los próceres tuvo que emigrar en 1812 y se refugia en Nueva Granada, actual
República de Colombia. En territorio colombiano, tiene noticias de que, el
entonces brigadier, Simón Bolívar se dispone a libertar a Venezuela y se une a
él, de quien ya no se separará hasta alcanzar su causa independentista. Luego
de la victoriosa Campaña Admirable el Libertador nombró a Mendoza Gobernador de
Mérida; y casi inmediatamente fue nombrado Gobernador Político de Caracas.
Es Cristóbal Mendoza quien propone al Cabildo Abierto
celebrado en Caracas, en 1813, que confiera a Bolívar el título de Libertador.
Su admiración hacia el Padre de la Patria, fue creciendo con la convivencia. A
partir de 1821, ejerció el cargo de Ministro de la Corte de Justicia, por
espacio de cinco años.
En 1826, inicia la edición de la primera gran obra
histórica para el estudio de Bolívar, titulada Colección de documentos
relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y del Perú, Simón
Bolívar.
Durante el año de 1826, en tiempos de la Gran Colombia,
Mendoza es nombrado Intendente del Departamento de Venezuela por el
Vice-presidente Francisco de Paula Santander, tiene que enfrentar el movimiento
separatista de La Cosiata, liderado en Valencia por José Antonio Páez. En la
Asamblea celebrada en Caracas, se opone a los enemigos de Bolívar y a los que
proponen la disolución de la Gran Colombia. Pero pronto las intrigas en su
contra y una grave enfermedad, le hacen apartarse de la vida pública.
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A mediados de 1828, renuncia a su cargo de intendente y
muere en una hacienda en las afueras Caracas, el 8 de febrero de 1829. Ya para
este entonces, se podía hacer un balance de una vida austera, honrada, de una
probidad sin mancha. Bolívar lo llamó: "modelo de virtud y bondad
útil".
Cristóbal Mendoza, primer presidente de la República,
contaba con 56 años cuando murió y dejaba una familia numerosa y desgraciada.
Simón Bolívar, al contestarle la última carta que el
patricio le escribió, le dice: «No puedo soportar la idea de lo que usted me
dice sobre su familia....Un sabio nunca muere, pues no hace otra cosa que
mejorar de carrera....»
El General Páez, por su parte, cuando solicitaban a
Mendoza desde Ocaña, en 1828, escribió al Libertador: «Me he opuesto a que el
Doctor Mendoza vaya a la Convención, como representante elegido de la Provincia
de Mérida; dejando Mendoza el puesto, se abre la puerta a la corrupción y mala
fe de los empleados; este hombre les impone respeto por su saber, probidad y
severidad, y tiene también a los godos en continuas zozobras».
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