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CRN
18/09/2017 || 1:06 pm
El 18 de septiembre de 1954, en el Sanatorio San Jorge,
fallece uno de los grandes pintores de la historia del arte de Venezuela,
Armando Reverón, mejor conocido como el maestro de La Guaira, lugar donde vivió
las últimas décadas de su vida.
Reverón, reconocido por los críticos internacionales como
uno de los más importantes exponentes del arte pictórico en el mundo, nace en
Caracas el 10 de mayo de 1889, compartiendo sus primeras vivencias entre la
capital y la ciudad Valencia.
En 1908 ingresa a la Academia de Bellas Artes,
compartiendo sus estudios con figuras como Manuel Cabré, Antonio Edmundo
Mosanto y César Prieto, quienes revolucionarán la pintura venezolana al
desarrollar la técnica del paisajismo, rompiendo los cánones de un clasicismo
tardío que todavía dominaba las artes venezolanas.
Al culminar sus estudios en Venezuela, en 1911, viaja a
España donde prosigue estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona y
en la Academia de San Fernando en Madrid, dejando en él una huella profunda las
obras de los pintores españoles Francisco Goya y de Moreno Carbonero, maestro
de Salvador Dalí.
Regresa a Caracas en 1915, formando parte del Circulo de
las Bellas Artes y en 1916 empieza su primera etapa paisajista, predominando en
sus trabajos un tonalidad azul y empieza su labor como profesor de pintura.
Durante su permanencia en La Guaira conoce a Juanita
Moreno, quien sería su modelo y compañera sentimental, y al gran pintor ruso
Nicolás Ferdinandov, quien ejercería una fuerte influencia en sus creaciones
pictóricas.
En 1921, se instala definitivamente en el litoral
guaireño, en la zona de Macuto, empezando una época de transformación en su
trabajo como pintor al aplicar en sus cuadros paisajistas el deslumbramiento
producido por la luz directa del sol en el paisaje, creando nuevos valores
cromáticos y visiones de una atmósfera invadida por la claridad y con
predominio del color blanco, comenzando su segunda etapa denominada “Época
Blanca”, ubicada entre 1924 y 1932, logrando exponer sus pinturas en el Ateneo
de Caracas (1933) y en la Galería Katia Granoff en París, Francia.
Al regresar a Venezuela, se refugia en su castillete de
Macuto, estado Vargas, empezando su tercera etapa denominada “Sepia”, por los
tonos marrones, constituyendo paisajes de Tierra y Mar, destacándose las
marinas del playón.
Durante la década de los 40, su salud mental se resiente
por una crisis depresiva que lo obliga a recluirse en el Sanatorio “San Jorge”,
de donde al darle de alta empieza una etapa catalogada como expresionista
dominada por la utilización de creyones y tizas y la presentación de una
fantasía teatral que rompe con los moldes realista de la pintura venezolana.
En 1953, recibe el Premio Nacional de Pintura y trabaja
para hacer una exposición en el Museo de Bellas Artes, pero antes de finalizar
la escogencia de su obra, le sobreviene la muerte.
La vida bohemia en la que vivió eternamente Armando
Reverón, le permitió a este genio de la pintura realizar una obra que hoy en
día es reconocida por todos los críticos de arte a nivel internacional,
rompiendo los moldes clásicos de la pintura venezolana.
Fuente: YVKE Mundial
Coord de Prensa Delimar Timaure
Web Master Migdalia Fort
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